El mundo de la comunicación, creador incansable de terminología y constante buscador de nuevos conceptos, está viendo como en los últimos tiempos uno de sus nuevos vástagos cobra un protagonismo sin precedentes.
2.0. Este es el sencillo nombre de la nueva estrella mediática que empieza a dejar ver su tecnológica figura por todos y cada uno de los ámbitos de la Comunicación.
El concepto 2.0 tiene su origen en la web.
Tim O´Reilly, fundador de la editorial
O´Reilly Media y uno de los impulsores del software libre, acuñó el término para referirse a una nueva generación en la historia de la Web basada en comunidades de usuarios y servicios, como las ya archifamosas redes sociales, que fomentan la colaboración y el intercambio de información entre los usuarios.
Ahora bien, ¿
Web 2.0 y
Comunicación 2.0 no son lo mismo? En caso de no serlo, ¿qué es la Comunicación 2.0?
A la primera de las preguntas responderemos “a la gallega”; sí y no. Con la segunda nos extenderemos algo más en la respuesta y esperamos que gracias a ella, quede también claro el porque de nuestra difusa respuesta anterior.
La Comunicación 2.0 es una nueva forma, ya no de hacer, si no de concebir la Comunicación. No se trata de un arsenal de herramientas, a pesar de que uno de sus rasgos más característicos sea lo novedoso de sus soportes. Se trata de una nueva forma de relacionarnos con nuestros públicos, centrada en los propios públicos y en la experiencia que para ellos supone consumir comunicación.
Darle un papel cada vez más importante a nuestro público objetivo no es algo nuevo; el conocido como marketing orientado al consumidor ya apunta en esa dirección desde hace años, pero esta nueva forma de comunicación va más allá, no pretende darle protagonismo, pretende hacerle el protagonista principal, sin discusión. Lo que buscamos es que nuestro público objetivo adopte una doble función y deje de ser receptor pasivo de nuestros mensajes para empezar a ser parte activa de ellos.
¿Cómo conseguimos algo así? En primer lugar, estableciendo un diálogo real y entre iguales con nuestros públicos, que nos permita ofrecerles lo que verdaderamente esperan de nosotros (y no nos referimos únicamente a nuestros productos o servicios) y en segundo, y esta es quizás la parte más complicada pero a la vez la más necesaria, haciendo que el propio consumo de nuestra comunicación sea para ellos una experiencia de la que deseen participar. Podría decirse que nuestro objetivo es conseguir que nuestros “clientes” pasen a convertirse en “fans” de nuestra marca.
¿Es esto algo realmente novedoso? Pues, siendo sinceros, no. Los consumidores siempre han tenido una opinión que querían que fuera escuchada y llevan ya tiempo dando muestras de que la comunicación sólo les interesa si les aporta algo (sea un momento divertido, la posibilidad de debatir sobre algún tema de actualidad, lo que sea). Y es aquí donde entra la web y sus aplicaciones 2.0 que, por primera vez en la historia, nos proporcionan los medios, el espacio y las herramientas para lograr esta meta. Y, además, lo hace optimizando costes, presentando una alternativa real (si se usa correctamente y se es consciente de su alcance y limitaciones) a los grandes desembolsos asociados a la Comunicación tradicional.
Resumir todo lo que es (y será) lo que supone (y supondrá) la Comunicación 2.0 en un artículo como este es totalmente imposible, así que esperamos que, al menos, hayamos logrado dar una ligera aproximación y, sobre todo, hayamos despertado en quien haya llegado hasta aquí la curiosidad por saber más de esta nueva tendencia comunicativa.