¿Queda alguien que considere que internet es un medio minoritario en el que invertir sólo de manera residual cuando planteamos nuestros planes de medios? ¿Alguien sigue pensando que una web es un “gasto necesario” y no una inversión en Imagen?
Desgraciadamente, la respuesta a estas preguntas, aún hoy, sigue siendo afirmativa, aunque el dato para la esperanza es que cada vez son menos los que siguen considerando la red como un medio menor y marginal.
Ya analizamos en un artículo anterior la denominada comunicación 2.0, sus principales características, sus potencialidades y, sobre todo, su resplandeciente futuro. Gran parte de ese halagüeño futuro pasa por profesionalizar todas las decisiones referentes a este nuevo Medio.
Al igual que pasó en su día con la radio o la televisión, la comunicación en internet debe dar un paso adelante y abandonar la intuición como referente para la toma de decisiones. Las crecientes inversiones en comunicación electrónica hacen cada vez más absurdo fiar la eficacia de las mismas al genio de una persona o departamento.
¿A alguien se le ocurriría hoy poner en marcha una campaña de publicidad en televisión sin pretestarla? ¿Qué cliente aceptaría que los miles de euros que va a invertir no vayan a tener ningún control?
En este punto es donde entra la analítica web, y es que, resumiendo, la analítica es a la comunicación 2.0 lo que la investigación a la comunicación convencional. La analítica web, sin entrar en el detalle del funcionamiento de sus principales herramientas, nos proporciona la información necesaria para conocer a nuestro usuario, sus hábitos y su comportamiento, datos de suma importancia en un mercado cada vez más “electrónico”.
Alguien que ya conozca el concepto de analítica web quizás pueda haberse sorprendido de que hayamos hablado de “conocer a nuestro usuario” en vez de citar algunas de las principales estadísticas que se han manejado tradicionalmente en analítica, como el número de usuarios de un sitio, el número de páginas vistas o la tasa de conversión. No lo hemos hecho porque consideramos que estas estadísticas, al contrario de lo que pasa en muchos casos, no deben ser la finalidad de la analítica, sino herramientas para el que nosotros consideramos que es el fin último de la analítica y que ya hemos expuesto antes: conocer a fondo a nuestros usuarios.
Desgraciadamente, la respuesta a estas preguntas, aún hoy, sigue siendo afirmativa, aunque el dato para la esperanza es que cada vez son menos los que siguen considerando la red como un medio menor y marginal.
Ya analizamos en un artículo anterior la denominada comunicación 2.0, sus principales características, sus potencialidades y, sobre todo, su resplandeciente futuro. Gran parte de ese halagüeño futuro pasa por profesionalizar todas las decisiones referentes a este nuevo Medio.
Al igual que pasó en su día con la radio o la televisión, la comunicación en internet debe dar un paso adelante y abandonar la intuición como referente para la toma de decisiones. Las crecientes inversiones en comunicación electrónica hacen cada vez más absurdo fiar la eficacia de las mismas al genio de una persona o departamento.
¿A alguien se le ocurriría hoy poner en marcha una campaña de publicidad en televisión sin pretestarla? ¿Qué cliente aceptaría que los miles de euros que va a invertir no vayan a tener ningún control?
En este punto es donde entra la analítica web, y es que, resumiendo, la analítica es a la comunicación 2.0 lo que la investigación a la comunicación convencional. La analítica web, sin entrar en el detalle del funcionamiento de sus principales herramientas, nos proporciona la información necesaria para conocer a nuestro usuario, sus hábitos y su comportamiento, datos de suma importancia en un mercado cada vez más “electrónico”.
Alguien que ya conozca el concepto de analítica web quizás pueda haberse sorprendido de que hayamos hablado de “conocer a nuestro usuario” en vez de citar algunas de las principales estadísticas que se han manejado tradicionalmente en analítica, como el número de usuarios de un sitio, el número de páginas vistas o la tasa de conversión. No lo hemos hecho porque consideramos que estas estadísticas, al contrario de lo que pasa en muchos casos, no deben ser la finalidad de la analítica, sino herramientas para el que nosotros consideramos que es el fin último de la analítica y que ya hemos expuesto antes: conocer a fondo a nuestros usuarios.
Para lograr este propósito es fundamental contar con personas que sepan analizar los datos que, más o menos en bruto, nos ofrecen programas como Omniture SiteCatalyst o Google Analytics.
Y es que la analítica es mucho más que medir tráfico y páginas vistas; la analítica nos ofrece la posibilidad de potenciar y multiplicar la eficacia de nuestra presencia en la red de redes siempre y cuando se conciba de manera adecuada y se ponga en manos de analistas cualificados (los tiempos en los que la analítica era responsabilidad única del departamento de IT deberían estar ya en el olvido).
Somos conscientes de que lo dicho hasta el momento no es más que un pequeño acercamiento a lo que es y puede aportar la analítica web pero, como suele pasar en este tipo de artículos, el espacio manda y tendremos que conformarnos con haber despertado en quien haya llegado hasta aquí el interés por esta herramienta.
Y es que la analítica es mucho más que medir tráfico y páginas vistas; la analítica nos ofrece la posibilidad de potenciar y multiplicar la eficacia de nuestra presencia en la red de redes siempre y cuando se conciba de manera adecuada y se ponga en manos de analistas cualificados (los tiempos en los que la analítica era responsabilidad única del departamento de IT deberían estar ya en el olvido).
Somos conscientes de que lo dicho hasta el momento no es más que un pequeño acercamiento a lo que es y puede aportar la analítica web pero, como suele pasar en este tipo de artículos, el espacio manda y tendremos que conformarnos con haber despertado en quien haya llegado hasta aquí el interés por esta herramienta.
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